lunes, 8 de septiembre de 2008

Última Mamada

(Nova sostiene la mirada seria mientras dura el regaño; al terminar la torna burlona y una sonrisa sardónica aparece en su boca... Sobre la mesa aprieta la mano de él casi imperceptiblemente...)

-No nos dejes.

- Nova... He postergado tanto este momento… y hoy… a punto de que suceda… ya no tengo nada importante que decirte. Según el guión debo decirte que tu entrega me conmueve más que el presentimiento de tu muerte pero… esas palabras ya no son mías, no me dicen nada.

Hoy me desperté en coma emocional de nuevo, como buena parte de marzo y abril, cuando fueron los ensayos –motivo mismo de la convocatoria de la obra-.Tenía que suceder, ya pasaron más de tres meses de eso. El ciclo se repite en mi año de dieciséis meses: tres de subida, uno de picada, tres de subida, otro de picada… Llega el cuarto mes con la imposibilidad de terminar cualquier cosa: libros dejados a mitad, medias tazas de café velando en mi cuarto, comida que se enfría tras un par de pellizcadas desganadas, conversaciones perdidas en automático, noches a medio soñar, sueños a medio dormir, acostarse sin estar cansado, besar por besar, levantarse sin descansar, arrepentirse de los tres meses anteriores y pensar lo absurdo que será conocerte de nuevo en un par de semanas y que todo vuelva a empezar… con una docena de mitades inconclusas acumuladas estorbando cada vez más.

Hace ya algunas semanas pienso que tengo que terminar la obra y hoy llegó la temporada, amaneció gris. Primer pensamiento: sólo ve y aprieta el botón para borrar todo; eso lo hacen los chingones, los valientes, los revolucionarios. Segundo pensamiento: no, más bien es una estupidez, déjaselo a gente barbuda y con pistola, ¿para qué borras un blog y luego empezar con otro en unas semanas? Sería más valiente no salir corriendo… Tercer pensamiento: valiente o no… qué más da… cualquier opción es buena, vete por la fácil. ¿Qué clasificación era? Ajá, 842.91S2514a, ajá, p. 81. Sólo copia del libro original la parte final y listo.

Pipe: (No ha cesado de golpear en la puerta). Abran, abran, pronto. Acepto todo, el potro, las tenazas, el plomo ardiendo, los ganchos, los látigos de fuego, todo lo que quema, todo lo que desgarra. Quiero sufrir físicamente. Prefiero los mordiscos en la piel, los latigazos, el vitriolo; todo, menos este martirio dentro de la cabeza, este fantasma del sufrimiento que roza, casi acariciando, y que no hace nunca daño suficiente. (Coge el tirador de la puerta y la sacude con fuerza). ¿Van a abrir? (La puerta se abre bruscamente y Pipe, que está apoyado en ella, casi cae al suelo) ¡Ah! (Silencio prolongado).

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